“…Y EN EL CENTRO EL AMOR”
Mucho se ha
escrito sobre el amor, a través de la historia. Pero como la historia sigue, el
amigo José Antonio también lo hace; y sigue dejándonos las puertas abiertas
para que continuemos buscando, dudando e indagando…
De todos modos,
a mí me parece que es un tema del que no es fácil decir, acertadamente, lo que
nos hace percibir este sentimiento que ¡puede alcanzar la más alta cima o la
más definitiva y profunda de las simas!
¿Por qué?
En primer
lugar, porque (como dice José Antonio Aguilar) el amor tiene muchas vertientes.
Tantas que, pudiendo ser el centro de todo, fuerza cósmica que lo aglutina
todo, vínculo fundamental de la unidad universal…, también nos puede llevar a
arrastrarnos hasta la demencia, a la infelicidad, al desastre.
Pues el Amor
marcha paralelo, seguramente unido al Eros. Y con ello, amar es atracción
física, es pasión, es goce de la posesión.
Quizás hasta
gritar:
“Quiero ser la
nube
que robe tus
sueños
y funda en mi
pecho
los tuyos y los
míos…”
El “problema”
del amor es que para que se dé plenamente, tienen que coincidir, al menos, dos
personas:
Por una parte,
alguien capaz de ofrecerlo. Y, del otro lado, alguien capaz de acepar ese amor.
Pues…, si no hay quien esté para recoger las flores ¿para qué cortarlas y
convertirlas en un ramo?, ¿a dónde va el amor… si no existe un alma dispuesta a
recibir el racimo de sentimientos que se le ofrece?
El poeta dirá:
“… no me pidas
que niegue de tu amor,
no me pidas
jamás que no te quiera.”
“… no rompas
con tu ausencia
la alegría…”
¿Cómo lograr
cerrar ese “circulo” que cierra la auténtica aventura humana de amar y ser
amada o amado?
Cuando salta la
chispa, cuando Cupido lanza su envenenado dardo, la persona enamorada ¡ha de
poner todo su empeño!, y esperar ¡a que la diosa Venus lo haga posible!
Pues:
“El amor es
bandera
clavada en el
costado de la vida.”
A veces quien
se enamora, puede sentirse abducido (nos dice el poeta autor) pero yo creo que
esta abducción no es amor, sino rendimiento.
Claro que ¿no
tiene algo de capitulación, de cesión, de entrega sin reservas esto de amar…?
Podría decirse:
“Dime tú que
eres mi esencia,
en quién con
calma confío
como encauzar
este río
que deriva mi
existencia.”
Como aparece en
el prólogo del libro que hoy sacamos a la luz:
El poemario de
José Antonio no es para leerlo… ¡es para sentirlo! Acaso para soñarlo tantas
veces como sea posible.
Pues tiene
“caminos de triste ausencia” y también tanto “perfume conocido…”
“Una rosa.
Una espina.”
“…Y EN EL
CENTRO EL AMOR” es un gran libro de poesía que, bien podría ser un libro de
estudio para mucha alma reseca y mustia de importante parte de nuestras nuevas
generaciones… que, acaso, ya no sabe lo que es “enamorar-se” de la belleza que
está en vivir, soñar, desear.
“Poesía eres
tú”, decía hace dos siglos, el insigne poeta sevillano Gustavo Adolfo.
¿A quiénes le
sale de lo adentro, decir ahora, ya en la segunda década del siglo XXI, algo
así como: No me preguntes nada…, yo te miro y puedo decir “tú eres poesía”?
Pues sí, José
Antonio, lo siente y manifiesta que hasta son razón de su esperanza, pidiendo:
“No faltes a mi
ventana cada día,
no olvides en
la noche mi palabra,
no rompas con
tu ausencia mi alegría,
no dejes mi
cosecha abandonada…”
O, tal vez, acaso:
“Estoy buscando
por los ángulos del alma
el dulce gozo
de los besos que te di
porque
hallarlos significa hallar la calma
ganar de nuevo
los anhelos que perdí.”
“Estoy buscando en el latir del corazón
aquellos ecos
que me hablen de tu vida…”
O, simplemente:
“Quisiera ser
tu camino,
tu casa, tu
tiempo…”
Después de su
atrevida exhibición, en “RAMPA”, abriendo su alma con palabras hechas auténtica
poesía, este hombre, enamorado de la
vida y la belleza, nos trae ahora otra, no menos intimista, una colección de
palabras abrazadas y tan bien compenetradas hasta hacerse un libro entero
versos… ¡Y en el centro el amor!
Claro que “el
amor tiene muchas vertientes” y para llegar a él, también muy diversos caminos.
José Antonio,
nos lo recuerda… y hasta demuestra con este hermoso libro de poesía con olor a mujer,
querida, deseada y también amada.
Sea ésta una
ocasión para recomendar su lectura y disfrutarla… mejor si es estando en buena
compañía.
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