miércoles, 29 de diciembre de 2021

PRESENTACIÓN DE LIBRO EN TRIANA

ENCANTAMIENTOS 

Y SALPICADURAS 

GALANTES 


      en Librería ENTRE LÍNEAS


La presentación del último libro de José- María Fedriani ha sido una ocasión para tener un encuentro cargado de poesía positiva, donde se han dado cita un buen grupo de personas de todas las edades.



El acto ha comenzado tomando la palabra Inma Álvarez, comentando que conoce hace años al autor y lo considera un amigo del que le sorprende su positividad en la vida. 

           

A continuación el autor, tomando la palabra, comenzó haciendo (dijo) una doble confesión: 

             

Declaro que, a mí, siempre, me ha calado la belleza; que no puedo evitar el percibir el encanto de ¡tantas cosas que me rodean!, unas son hijas de la Madre Naturaleza, otras salieron de las manos de admirables mujeres y hombres que supieron realizar maravillosas obras…, muy dignas de ser admiradas y aplaudidas.

 Y muchas nos llegan a producir una especie de “enamoramiento”; aunque a mí, como considero que enamorarse es un preludio del amor y el amor es tarea más costosa, me gusta llamarlo “encantamiento”.

 Siendo consecuente con ello, creo que la belleza, sobre todo, está en el ser humano (lo mejor de la Creación…). Cuando descubrimos belleza en una persona (bien o por haber desarrollado una tarea de forma admirable o por su saber estar “agradable”, elegante, etc.), es de justicia darle un “reconocimiento positivo”. Por ello, también me ha gustado decir piropos (¿por qué no?) y manifestar lo bello que veo en los seres humanos, en muchas personas.

           

Continuó respondiendo a la pregunta que lanzó: 

 ¿QUÉ ES UN ENCANTAMIENTO?

Un encantamiento... Puede ser la puerta a una amistad auténtica y profunda; o, acaso al enamoramiento. Pero no, no es lo mismo: ambas cosas son diferentes.

Ofreciendo algunos ejemplos, para explicarlo:

A mí me encanta un atardecer junto al mar, me encanta ver las golondrinas en un patio de vecinos, o divisar Sevilla desde lo alto de la Giralda; me encanta una buena tapa de almejas a la marinera, acompañadas de una copa de Tío Pepe; me encanta escuchar a Marta Sánchez o incluso un discurso acertado; me encanta ver a mis nietos jugando… Pero enamorarme ¡es otra cosa!

Y... ¿QUÉ ES ENAMORARSE?

Enamorarse es… ¡dejar que se nos rompa el alma! Y con el alma rota, todo nuestro ser se tambalea, se descoloca… y al fin se encaja.

Amar es una opción, es mucho más que una emoción, más que un encantamiento.  Amar es más un compromiso que un sentimiento. Amar es compartirse.

En la tarea de amar hay que alcanzar el llegar a ser felices haciendo felices a quienes nos rodean.

             

Como ejemplo, la declaración de Rodrigo de Triana a Lucía (del libro “Desde el alféizar”):


Llévame contigo, mujer-duende, llévame.
Llévame hasta tu cielo, vida mía.
 
Yo me dejo arrastrar, a tu manera,
por todos tus encantos. Llévame.
Gitanilla graciosa y zalamera
llévame, por siempre... y a tu vera.
 
Quiero ser marinero de tus sueños,
sin pretender ser ni tu amo ni tu dueño.
Quiero ser quien navegue, cada noche,
perdido entre las aguas azules de tus sueños.
 
Llévame, niña guapa, llévame
hasta el mar de tus brazos, arrástrame.
Que vivir o morir me da lo mismo
si es que voy junto a ti, gitana mía.
 
Llévame a vivir junto a tu cuerpo
y a soñar en lo que sueñas, llévame.
Llévame, por favor, que quiero estar
para siempre, mujer, dónde tú estés.

    
 
Necesito saber, dímelo ya,
dónde está mi puerto de destino.
Dímelo, dueña de todo mi futuro,
gitana, más graciosa que la luna.
 
Dímelo, que ya eres la dueña de mi vida
y sin tu sonrisa y esa trenza que enarbolas
ya mi vida está toda perdida
pues eres como el faro que me guías.
 
Llévame, mi amor, por donde quieras,
pero ¡quiere que sea junto a ti,
llévame que necesito de tu aliento...
desde ahora y, así, la vida entera!
 
Llévame contigo, mujer-duende, llévame.
     Llévame hasta tu cielo, vida mía.

       

Pasando luego a comentar QUÉ ES EL RECONOCIMIENTO POSITIVO:

Reconocimiento, es decir RE - CONOCER, dicho de otra forma, tener en cuenta, observar y valorar. Si bien parece algo fácil realmente no lo es, ya que es difícil encontrar esta habilidad en muchas actuaciones sociales.

Y, cuando damos “reconocimiento”, tantas veces, tenemos la “mala costumbre” de utilizarlo mal: casi siempre que llamamos la atención a alguien, es para decir algo que no está bien; con lo cual es un mal reconocimiento, es negativo.

Y lo lamentable es que no llegamos a darnos cuenta de que un buen reconocimiento verbal, en el momento apropiado, es muy importante para elevar la motivación de cualquier persona, favoreciendo así también la inter-comunicación.

Estos tres puntos: reconocimiento, comunicación y motivación, son el común denominador o la bisagra que falla en muchas de nuestras relaciones sociales.

Cuando se hace algo que está bien (con un resultado hermoso) se espera (es lo normal) un “reconocimiento” positivo de los demás. Creo que existe poca posibilidad de error si me atrevo a aseverar que a todo el mundo (cualquier ser humano) le complace recibir “reconocimientos positivos” y que a todos (todas y todos) nos gusta agradar. Es ¡el gusto de gustar!


Paralelamente…, la necesidad de expresar lo que el corazón siente (en un momento determinado) no podemos decir que está mal.

Pero me temo que, en esta sociedad, muchos valores andan “en crisis” y llega un momento en el que ya nada concuerda. Andamos insertos en una colectividad en la que existen sujetos tan susceptibles que todo lo que oyen, hasta un reconocimiento positivo (si no corresponde con sus planteamientos) les puede molestar. Incomprensiblemente. Y, claro, a veces lo “recomendable” es callar; hasta se nos ofrecen más estímulos para el silencio que para abrirnos a la comunicación. Quizás, por eso, pareciera que ahora (ante la duda de ser mal interpretados) “la moda” es callar, no decir nada… ¡por no ofender a nadie!

Todos los humanos necesitamos del reconocimiento para seguir creciendo.

Para acabar explicando que PIROPEAR ES RECONOCER:

El piropo se dice, se escribe…, o se suspira. A veces, se olvida. Pero siempre (siempre) es un sentimiento que brota (de lo más adentro…) vivo, pretendiendo llegar a alguien. 

Piropear nunca puede ser ofensivo; pues, entonces, ya no sería piropo. Como el “reconocimiento” verdadero, debiera ser siempre positivo; tanto si es condicional o incondicional, que le hará sentirse bien… a quien lo recibe.

Y lo ideal sería que quien recibe esos reconocimientos, luego manifestara su “recepción” agradecida. Con una palabra, un gesto (podría ser una sonrisa).

Terminando su exposición, quiso leer algunos encantamientos, de los que están en su libro. 

        

      

Tales como:


COMO FLECHAS DE FUEGO

 

Clavas tu mirada en la mía.

Y es mi regalo inmenso:

tu mirada me hace

despertar a la esperanza.

 

Tus ojos de iris gris-azulados

se me han clavado

en lo más hondo

de mis pupilas pacientes   

que, como centro de una diana,

espera tus suaves flechas

llenas de fuego y luz.

 

No me hiere,

pues viene con tu sonrisa;

y es (para mí)

como la semilla que el jardinero

hunde en la tierra,

con la plena confianza

de que dará sus frutos.

 

Tu herida luminosa me viene

a despertar la esperanza:

acaso, quizás, algún día…

 


 

DULZURA MELOSA

 

Como la miel

es tu mirada,

es la sonrisa de tu boca.

Como la miel

es tu abrazo

y son tus besos.

Como la miel

son tus palabras dulces.

Y el color de tu pelo

es como la miel.

Como también lo es

el perfume que desprende.

Siempre tierna

y siempre agradable

es tu manera de ser,

como la miel…

Siempre dispuesta

a ofrecer dulzura

y a quitar amarguras

a quien te encuentra.

 

A veces pienso…

¿qué hubiera sido de mí

si no te hubiese conocido…

sin tan importante

has llegado a ser

ya en mi vida?

 

A veces pienso…

¡qué tristes serían

mis sueños,

mis esperas,

mis proyectos…

sin poder soñar,

ni esperar,

ni proyectar nada

sin ti,

mujer dulce

como la miel!

 

  

ME ENCANTA

 

Cómo lo expresas…,

Me encanta la gente como tú

que se quiere a sí misma,

sin cerrar su corazón

(sin despreciar a nadie)

para infundir cariño

y ganas de vivir.

 

Me encanta que seas así.

Y no sólo me gusta lo que hablas;

pues, también (no sabes cuánto)

cómo, tan alegre, lo expresas:

no sólo con tu palabra,

también con tu no-verbal…

 

Me encanta, sí, tu palabra

y cuanto dices,

me encanta tu sonrisa

y hasta tu carcajada…:

eres toda ¡un bombón

relleno de alegría!



Si bien, alguna oyente también le pidió que cerrara su exposición diciendo algunos piropos.

Entre otros, leyó:

 

Déjame que te diga,

mujer bonita,

un escuchito

(que ya no aguanto más tiempo

callándomelo):

es que no he podido evitarlo,

pero ¡nada más verte

me han dado ganas

de quererte!

   

           Me gustaría conocer a tu padre,

           para pedirle tu mano, morena.

           Mas... tengo una duda:

           ¿pagas impuesto de lujo

            por ser tan bonita?


Me regalas

el derecho

y el placer

de estar vivo.







sábado, 18 de diciembre de 2021

LA PALABRA ALADA

EL ARTE DE VIVIR CON EL CORAZÓN 

ABIERTO AL SENTIMIENTO

 


La vida se hace de sentimientos, de momentos de alegría y de tristeza, de esperanzas y de ganas de alcanzar algo, de “sentires”…

Sentir es percibir alguna sensación a través de los sentidos, provenga de un estímulo externo o del propio cuerpo. Sentir es, así, llenar la vida de alma. Porque el ánimo es lo que nos aviva la existencia, lo que nos despierta para que descubramos a la propia realidad de ser.

¿Qué sería de nosotros sin esos momentos de ilusión, de encantamiento…, por encontrarnos y mantener siquiera unos instantes de acercamiento a ese ser (o a esas personas) que, en ese momento de nuestra existencia, nos son imprescindibles para seguir chispeando vida?


Sensaciones únicas que nos dan ganas de vivir o nos desgarran el alma hasta tal punto… que pueden llegar a derrumbar los más firmes principios morales e incluso muchas de nuestras creencias.

Y, hablando de esas “sensaciones” que acompañan toda nuestra existencia… es importante aprender a distinguirlas:

Una es la amigabilidad, don cultivable que no siempre es innato, pero que todo el mundo tiene la posibilidad de ir incluyendo en su “manera de ser”.

                  

La amistad que es más que camaradería, más que compañerismo, más que “conocer de toda la vida”: es ese vínculo que permanece… (“sin fecha de caducidad”). No es alguien que pasa por nuestras vidas, se refiere a alguien ¡que se queda!

                       

De igual manera, el amor: alcanza la categoría de “manera de ser” que dura toda la vida.

La capacidad de amar no es algo que se puede desarrollar fácilmente sin haberla experimentado. Amar es una opción, más que una emoción, más que un encantamiento.  Amar es más un compromiso que un sentimiento. Es alcanzar el llegar a ser felices teniendo la capacidad de hacer felices a quienes nos rodean.


Pero existe otro “sentir” no siempre definido y tantas veces puede confundirnos que, de pronto, en cualquier momento y circunstancia, ¡puede asomarse a nuestro corazón! Es el encantamiento: hay personas que, nada más conocerlas (quizá hasta tan sólo al verlas una primera vez) nos hacen brotar, aún sin pretenderlo: ¡el “encantamiento”!

Así pues, es algo que nace del atractivo que veamos en otro ser, o en una cosa (una realidad viva o alguna belleza natural o artística). Siempre ¡algo que atrae, que encanta! Son como brotes de emoción, que surgen al ver esa belleza suya (intelectual, espiritual o física) que nos atrae y emociona…

Pensando en seres humanos, el encantamiento puede darse por muy diversos motivos y que, además de no ser único, tampoco tiene por qué ser siempre el mismo. Una veces será la belleza física de esa persona; otras su pensamiento o inteligencia; tal vez su simpatía arrolladora, su afabilidad; acaso su capacidad de liderazgo o su sorprendente actitud ante la vida, su testimonio de integridad personal, su generosidad sin medidas, etcétera.

Y ante esta experiencia súbita, podemos callar o desear manifestarla de la manera que tengamos a nuestro alcance. En nuestra cultura, siempre existió una manera genuina de hacerlo: el piropo. Sí, piropear es como sacarnos, súbitamente, un trozo de alma que se hace palabra, para saltar gozosa y graciosa, a través de la garganta.

Surge siempre de un “encantamiento” y puede llegar como una “tabla de salvación” en una vida desilusionada…; pues puede aportar “ilusión de vivir”, ya que se trata de: algo así como una chispa que aviva el ánimo. 

Siempre, si tenemos el corazón abierto a percibir el gozo de ser será algo positivo; pues todo lo que está vivo se anima con los elementos vivos que le aportan energía.

El arte de vivir consiste en ¡coexistir con el corazón abierto al sentimiento!

                                        

Posiblemente a todo el mundo (cualquier ser humano) le complace recibir “reconocimientos positivos” y que a todos (todas y todos) nos gusta agradar. Es ¡el gusto de gustar! Todos los humanos necesitamos del reconocimiento para seguir creciendo. Elogiar, alabar, galantear, piropear…, son maneras de utilizar las palabras para dar reconocimiento positivo. Siempre llevan algunas generosas “gotas de amor”. Y el amor es como la levadura de la vida, la que nos hace crecer.

El amor se manifiesta con gestos, muchos de los cuales tienen el sabor de la palabra: son palabras o incluso expresivas miradas, que dicen tanto como éstas. Regalar lindas palabras nunca puede ser ofensivo; pues, entonces, ya no sería piropo.

 Hay sentimientos (a veces surgen como lágrimas o contentos) que no se pueden evitar. Somos seres racionales, pero también movidos y motivados por nuestros “sentires”: emociones, sensibilidad, afectividad. Quizá si lo reprimimos (por sistema, acaso hasta legalmente) es posible que nos volvamos todos una “sociedad reprimida” ¿Y eso puede ser bueno, en algún aspecto?

                                  

Me temo que en esta sociedad actual haya ciertos “intereses ocultos” por parte de alguien que quiera sacar “provecho” del desorden, del miedo, de la locura colectiva en la que ya ¡tantas cosas han dejado de ser lo que siempre fueron! Y se nos ofrecen más estímulos para el silencio que para abrirnos a la comunicación.

Ahora “la moda” es evitar decir algo “incorrecto”…, ¡no sea que…!

¿Pero para qué existe la palabra?

Comprensible es que haya ofensa cuando pueda darse de que se dé un “reconocimiento negativo”. No es aceptable un “¡vaya que eres fea!”, o un “no vales para nada”. Aunque también se pueda dar el caso de que la persona receptora del cumplido o zalamería (muy baja en autoestima) no lo aprecie, no crea que lo que se le dice es verdad y lo considere una irónica burla…

Hay ocasiones en las que, quienes piropean, pueden llevar a su boca exageraciones que resulten agradables, tal como “¡eres el ser vivo más bonito del universo!”; pero ciertamente, a veces, también se puede dar el caso de que algunas personas, sin medir el tamaño de su dicho, declare algo que no merece ningún crédito para ser creído. Sea el caso de un “qué cabello tan hermoso” (dirigido a quien sólo tiene cuatro pelos, y permítaseme la exageración para aportar claridad). Lo ideal sería que, quien recibe esos reconocimientos, luego manifestara su “recepción” agradecida.

                       

Con una palabra, un gesto (podría ser una sonrisa). Y si lo que escuchó no les gustó, también decirlo, o darlo a entender… ¡que la comunicación es don precioso en la vida de los seres humanos!

El piropo es un sentimiento vivo, que pretende llegar a alguien.

Y, con ello despertar pequeñas alegrías a quienes va dirigido.

Pensemos en todos esos reconocimientos recibidos, en tan diversas ocasiones, acaso no previstas, a lo largo de la vida…, y que, muy posiblemente, hemos sabido guardar en la memoria del corazón.

Quienes son más artistas, logran hacen de un sentimiento un verso, un poema. Pero no todo el mundo acierta a decir lo quisiera con la palabra acertada.

No se puede confundir un piropo con una grosería. Un piropo es una flor que se regala. Nunca ha de ser ofensa, acaso es reconocimiento a una persona digna de ser valorada. ¿Cierto?

Pero, muchas veces, cuando se ataca esa secular manera de expresión que es el piropo, lo que se pretende es otra cosa (muy posiblemente). Triste será que (por extrañas motivaciones o resentimientos) vayamos a acabar con la galantería, para llegar al “trato” para (por ejemplo) ir a la cama como “negocio” (más o menos rentable).

                                      

Lo que pasa, también, es que el “arte de engañar” invade nuestras calles. Y gente resentida que va “en contra de todo” o muchas pseudo-feministas que no pretenden, en absoluto, defender a las mujeres, sino acabar (por lo que sea) con todo el “orden establecido”. De hecho, no hacen defensa de ellas; sino que, más bien, atacan su dignidad: la de ser favorecedoras de la vida, la de amar generosamente a su hogar y a su familia, etc.

Cuando se quiere acabar con la cultura de un pueblo, se atacan las tradiciones, las creencias, las costumbres, las maneras de expresión.

El piropo es un valor cultural que es necesario mantener. Pienso yo que hasta habría que considerarlo como “·patrimonio cultural” de nuestro pueblo español.

Por eso, un ruego: ¡que nadie menosprecie o demonice los piropos! Por favor, ¡sigamos deleitando la vida a otras personas con nuestra afabilidad hecha palabra!