martes, 5 de febrero de 2013

ACTO POÉTICO



Próximo día 20 de marzo,
a las 20:00 hs.

En 


      - Ronda de Triana, 31

               RECITAL  
  POÉTICO  

A cargo de 

José-María Fedriani 

sobre textos de su libro 

“Ácido desoxirribonucleico”



Aquí algunos de sus poemas:


PARA SIEMPRE, 

ME GUSTARIA QUERERTE


Me gustaría quererte...
como el jardinero a sus flores,
como el marinero a su barca,
como el guerrillero a su fusil,
como la niña a su muñeca nueva.
Me gustaría quererte...
como el poeta a sus escritos inéditos,
como una anciana a sus recuerdos,
como el idealista a sus proyectos futuros,
como una bailarina a la ardiente ovación,
como el escultor a su obra más cargada de vida.

Me gustaría quererte...
como lo hacen dos amigos de siempre,
como una madre entregada a su hijo,
como conviven los hermanos
que aprendieron a jugar juntos,
como se lo demuestran dos jóvenes enamorados,
como se apoyan los camaradas
que luchan por una misma causa,
como todo creyente que ofrece, íntegramente,
su vida por los otros.

Me gustaría quererte...
cada día, cercanamente,
sabiendo, siempre,
que es posible vivir la vida
compartiendo muchas cosas y ratos contigo;
esperanzando muchos sueños junto a ti;
buscando y creyendo en la vida
que se hace
en compañía,
proyectando quehaceres
que puedan llegar a perdurar
por largo tiempo.

Para siempre...
Me gustaría
quererte...
Y para siempre.
Como la vida de un pueblo,
continuada de generación en generación;
como todo avanzar, sin prisas pero seguro,
por lograr una utopía.
Como la amistad que hacemos nuestra.
Para siempre
me gustaría quererte.


AÑORANZAS Y VIDA PRESENTE

La vida es una aventura  
que no siempre que la hacemos 
andamos bien los caminos 
que nos llevan al futuro.

Unas veces acertamos  
pero hay otras en que erramos.
Aceptar nuestro presente  
tiene... bastante que ver 
con aceptar con cariño   
todo aquello que fue nuestro pasado.
Porque todo lo que hoy  somos... 
es fruto de nuestra historia:  
de los aciertos, de los errores, 
las circunstancias...  con todo
lo que nacimos, lo que hicimos y pensamos.

Es el momento presente 
todo cuanto (ahora),  
de verdad, es que tenemos.
El futuro no ha llegado. 
El pasado quedó... atrás. 
Claro que siempre hay recuerdos...
y hay añoranzas... y hasta heridas
abiertas (como espinas clavadas
que en lo profundo nos duelen...)
de lo que pudo ser... y no fue.

A veces,  
bastantes veces,
hasta muchas veces,   
yo pienso,  yo recuerdo...,  
yo siento... 
Yo percibo en mi adentro
la añoranza de todo aquello que no fue:
de aquellas cosas que no supe vivir,
en aquel tiempo que fue presente,
pero que ya, ahora, es tiempo pasado.

Siento que hubo mil cosas...
que yo dejé...: dejé
mil palabras sin decirte, muchas
cosas que callé,  
dejé de darte, dejé de hacerte...
o simplemente,  de algún modo,
yo no te demostré.    
Lo que en aquellos momentos
llegué a sentir por ti.    
Hoy, ya no es,  
no puede ser 
lo que pasó...  ya para siempre. 
Que el presente 
sólo es  
presente 
cuando es.

Añoranzas son hoy 
los recuerdos que tengo
de todas ¡cuantas cosas!
que deseé, acaso hasta que quise
y las busqué... pero nunca llegaron 
a ser realidad.

La vida transcurre... aunque no sea
como la arena del reloj,
Va pasando... sin cesar: va y va...
No puede haber ya vuelta atrás:
nunca hay vuelta atrás en el tiempo.
Quizá podemos recordar, hasta intentar
repetir viejas escenas, pero ya
nunca son;
ahora serán otras, siempre nuevas.
No, tampoco siempre habrán
de ser peores..., que no todo tiempo pasado
fue siempre mejor.

Pero mi aquel cariño hacia ti, mujer,
ya no es posible
trasladarlo, por el espacio y el tiempo

a aquellos días
en que te quise y te quise tanto...

Yo sé que tú sabías...
Tú sabías que yo... pero los dos callamos.
Tú sabías que yo te miraba
con ojos de deseo...
Tú sabías que yo deseaba...
Que hubiera querido...
tomarte de la mano y llevarte
a caminar, desnudos los dos,
por la orilla del mar, besar tus labios... 
y sentir que respirábamos el mismo aire,
echarnos en la arena y almorzar
compartiendo la comida que
llevábamos, que tú que yo teníamos...
Y, luego, echados sobre la arena,  
dormir juntos una siesta..., sintiendo,
mutuamente, nuestros cuerpos vibrar
mientras dormíamos.
Y despertar teniendo tu piel junto
a mi piel, tan cerca...
que nos sentimos invitados a jugar
a tocarnos mutuamente:
a acariciarnos con los pies,
y luego con la lengua,
así, turnándonos...
Despreocupados totalmente
de sí alguien nos miraba... porque
por encima del pudor estaba el gozo
de sentirnos vivir la vida...
Y, por fin, llegar a besarnos
como nunca lo hubiésemos hecho...
en un largo y sabroso beso...
para acabar muy unidos
y abrazados fuertemente, hasta vivir
la sensación de unidad plena,
como en un orgasmo de olas y de espuma
y de arena y de sol
y de brisa marina y de felicidad.  

Añoranzas son...  que, tú lo sabes,
yo deseé, yo quise y busqué...
pero nunca llegaron  a ser realidad:
es como una historia incompleta...

Pero la historia es pasado: se hizo toda, 
se escribió sobre el papel
de nuestros días del ayer...
con una tinta imposible
de borrar, ni tampoco
nos da la posibilidad de,
apenas, ser corregida...
El presente es lo que importa.
El aquí,  el ahora... ¡eso es lo que tenemos! 
No podemos añorar aquello
que ya no ha sido. 
Ni es, tampoco, racional  dolernos
por lo que acaso... pudo ser,  pero no fue. 
Que tan sólo es aceptándolo como sabremos
vivir el ahora... que sí poseemos.  
Y, así, disfrutar, en presente, la vida. 



       EN EL PUENTE

Salí a la calle casi sin rumbo...
al llegar al puente y ver
cómo la luz amanecía
tras la ciudad llena de torres.

Me paré junto a la barandilla,
apoyando mis brazos
sobre el negro y frío hierro.

Pensaba en ti: ¡cómo
le gustaría a ella ver
este colorido tan diverso,
tan espectacular!
Y cómo me gustaría a mí
que lo vieras conmigo...

Lo pensaba, casi con miedo,
con una cierta añoranza, sintiendo
que podía desearlo
pero que quizá nunca
lo podríamos hacer realidad.
Por un momento me embargó la tristeza,
cayendo en la cuenta de que,
acaso, ni siquiera
volveríamos a vernos...

De pronto, llegaste,
sin que yo me diera cuenta.
Tomaste mi mano y la apretaste
contra tu pecho.

Y sentí cómo lo infinito
se hacía finito,
cómo lo imposible se hacía posible,
y que el cielo estaba aquí,
tan cerca de mí,
en Sevilla, en Triana...
tocándome.  




2 comentarios:

  1. He visto un comentario tuyo en una entrada mia de la segunda página y no la he visto hasta hoy. Te devuelvo la visita, y además me voy con una sonrisa en la boca pues tus poemas son muy lindos. Un saludo.

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  2. MAGNIFICO CHEMA, CADA DIA ESCRIBES MEJOR. TE DESEO MUCHO EXITO CON ESO NUEVO LIBRO.

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